JUNIO: LAS CEREZAS
Las cerezas son además de muy ricas de comer y ver, ideales para
ponérselas colgaditas de las orejas como unos pendientes. De dos
en dos, por lo menos, siempre acompañadas y acompañándose, dulces
y amables como anuncian los valles más bonitos del mundo cuando
rompen sus flores.
Todos queremos tener un cerezo en nuestros jardines imaginados o
imaginarios.
La Vall de la Gallinera: las cerezas en tierra de moriscos , en la
Marina Alta, que crecen a la umbría del monte que así se llama ;
el Valle del Jerte y las de la Alberca, en Extremadura; las guindas
del Bierzo; los cerezos al pie del monte Fuji en el Japón y los de
tantas lindes de los campos de Castilla, caramelos para los grajos y
los tordos que siempre se enteran antes que el dueño de su dulzor.
Las comemos como fruta, deliciosas ellas solas.
También en aguardiente.
En asados de cerdo, por ejemplo.
Con las aves, pollos, codornices y pichones , añadiéndolas a los
estofados o a la cazuela del horno.
Y como aparecen anunciando el buen tiempo las podemos echar a los
primeros gazpachos.
Gazpacho de cerezas: todo igual pero sin pepino: tomates, cebolleta,
ajo, pimiento verde, aceite un poquito de vinagre suave y las cerezas
.
Texto : Carmen Nadal
Texto : Carmen Nadal
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